Durante el asalto y saqueo inglés de Cádiz en 1596 las tropas inglesas arrastraron la imagen de la Virgen del Rosario con el niño Jesús a la plaza del mercado y ahí la mutilaron. Partieron la imagen, dejando la cara de la Virgen acuchillada, quitándole parte de la boca y de la nariz y cortándole ambos brazos. Del Niño Jesús no quedó más que una parte de sus pequeños pies en el regazo de su Madre.
La imagen era la titular de la cofradía de los “morenos”, ubicada entonces en una ermita que era propiedad de los hermanos descendientes de antiguos esclavos de raza negra.
En el lugar de la ermita se edificó el Convento de Santo Domingo donde se venera la patrona de Cádiz.
La imagen mutilada fue sacada en secreto de la ciudad ese mismo año y depositaba en el oratorio de Madrid del adelantado mayor de Castilla y su esposa la condesa de Santa Gadea.
Los estudiantes y profesores (católicos) del colegio de los ingleses de Valladolid pidieron a la Condesa el derecho de hacer reparación por el comportamiento de sus compatriotas protestantes que habían mutilado la imagen. Aunque de mala gana ella consintió por fin, trasladaron la imagen a Valladolid en 1600, instalándola con gran solemnidad detrás del altar mayor de la capilla del Colegio de los Ingleses en Valladolid donde se encuentra desde entonces.
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