Tan típica en muchos edificios de Cádiz es un tipo de roca natural constituida a partir de distintos materiales, entre los que son visibles areniscas y restos de animales marinos fosilizados (conchas y cáscara de distintos moluscos, fundamentalmente). Se extrae en cantera a cielo abierto en zonas próximas a la propia costa, donde es muy fácil verla.
La presencia de multitud de conchas marinas corrobora el origen de estas rocas en el fondo del mar durante miles de años, aunque hoy se encuentra buena parte de ella emergida y a simple vista.
Bien labrada constituye un elemento constructivo de gran belleza por su color y textura. Sus diferentes tonos de marrón -que van desde el color miel claro hasta el marrón más tostado u oscuro-, su aspecto muy poroso, su peculiar textura arenisca, y la presencia de restos de conchas a lo largo de su superficie, son valores característicos que la hace inconfundible a simple vista.
Por su alta resistencia a las inclemencias del tiempo su uso ha sido muy frecuente en elementos singulares como murallas y baluartes, torres de iglesias o portadas de casas de cierta importancia. También en importantes edificios militares, civiles y religiosos durante los siglos XVIII y XIX.
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