miércoles, 25 de abril de 2018

D. BLAS DE LEZO. 1689-1741.


Un vasco cuya relación con Cádiz fue muy intensa durante toda su vida. Su estatua se encuentra en el Paseo de Canalejas. En una de las inscripciones puede leerse:
«…dile a mis hijos que morí como un buen vasco, amando y defendiendo la integridad de España y del Imperio, gracias por todo lo que me has dado mujer (…) ¡Fuego! ¡Fuego! ¡Fuego!»,

Nacido en Pasajes, Guipúzcoa, en 1.689 Blas de Lezo y Olavarrieta dedicó toda su vida al servicio de España. Con tan solo quince años participó en la Batalla de Málaga, en la que se enfrentaron 96 naves de guerra franco-españolas ante 53 navíos ingleses. En aquella contienda perdería su pierna izquierda por un disparo de un cañón y fue ascendido a alférez de navío, comenzando a forjar su historia. No quiso dejar de estar al servicio de su país y siguió luchando. En la Batalla de Tolon, perdía un ojo y en asedio de Barcelona uno de sus brazos quedaba inutilizado. Por entonces comenzó a ganarse apelativos como 'mediohombre' o 'patapalo', algo que soportaba estoicamente.

En 1723 le encomendaron la tarea de limpieza de piratas en la costa del Pacífico. Sus buques hicieron su trabajo en las latitudes peruanas mientras seguía forjando su leyenda. En 1730 regresó a España convertido en jefe de la escuadra naval del Mediterráneo y le fue ordenado dirigir buques hasta Génova para recuperar un dinero confiscado. Sin ni siquiera disparar sus naos conminó a los genoveses a devolver ese dinero, además de obligar a rendir honor a la bandera española desde esa ciudad.

Otro de sus episodios más destacados fue la resistencia en la ciudad de Cartagena de Indias. Allí llegaba ya como teniente general de la Armada en 1737 y cuatro años más tarde, con tan solo apenas 3.000 hombres, hizo frente a 186 navíos ingleses, 2.000 cañones y 27.000 combatientes enemigos. Más de dos meses de continuo asedio no pudieron con la ciudad cuyo comandante general era Blas de Lezo, infligiendo una humillante derrota a la armada inglesa de la cual sus historiadores se encargaron de ocultar a lo largo de los siglos. Allí en Cartagena de Indias encontraría su muerte un tiempo después por una epidemia de peste

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