Está situado frente al Castillo de Santa Catalina. En este pequeño islote a la entrada de la Caleta existieron distintos templos en la Antigüedad, como el de Khronos, dios griego que controlaba la rotacion del cielo, el paso de la noche al día y viceversa.
En el año 1457, la tripulación de una nave veneciana se refugió en la isla a causa de una epidemia de peste, reconstruyeron la torre y levantaron una ermita a la advocación de San Sebastián que le ha dado nombre. Aquí labraron las armas de la ciudad de Venecia en reconocimiento a la hospitalidad gaditana.
Tras el saqueo anglo-holandés de 1596 el lugar se destinó a baluarte defensivo, reconstruyéndose la torre en 1613 bajo la dirección de Juan de la Fuente Hurtado, dotándola de artillería y haciendo a su vez los servicios de faro para los navegantes.
Consta de dos espacios abaluartados asentados en cada una de las isletas. El primero, el verdadero castillo, se inició su contrucción en 1706, es de planta irregular, algo alargado, y con nueve lados. Posee parapetos, cañoneras, dos fosos de agua y puentes levadizos, uno que daba a la plaza de armas, en dirección a la ciudad, y otro, en el frente noroeste, que unía con el resto de la isla donde se encontraba la ermita y la torre-faro. Durante el siglo XIX se construyó un largo malecón por el que el castillo quedaba unido a tierra, a la puerta de La Caleta, pero en un principio tenía que esperarse la bajamar para acceder al castillo.
En la segunda isla, igualmente amurallada, se yergue el actual faro, construido sobre la base de la torre-atalaya musulmana en el año 1908, el segundo eléctrico de España, de estructura metálica, y 41 metros sobre el nivel del mar. En él de realizan grandes conciertos.
En el interior del castillo se encuentra un Laboratorio de Investigación Marina de la Universidad de Cádiz.
Ha sido declarado Bien de Interés Cultural con la categoría de Monumento.
La visita es gratuita.
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